Podemos considerar el aparato circulatorio como un sistema de bombeo continuo, en circuito cerrado, formado por:
SISTEMA CIRCULATORIO
miércoles, 2 de julio de 2014
SISTEMA CIRCULATORIO
Podemos considerar el aparato circulatorio como un sistema de bombeo continuo, en circuito cerrado, formado por:
SISTEMA CIRCULATORIO
Podemos considerar el aparato circulatorio como un sistema de bombeo continuo, en circuito cerrado, formado por:
· Motor:
· Corazón.
· Conductos o vasos sanguíneos:
· Arterias.
· Venas.
· Capilares.
· Fluido:
· Sangre.
El corazón es un músculo hueco, situado en el interior del tórax entre ambos pulmones; está dividido por un tabique en dos partes totalmente independientes, izquierda y derecha. Ambas partes presentan dos cavidades superiores llamadas aurículas y otras dos inferiores, los ventrículos.
El torrente sanguíneo proporciona la completa circulación de la sangre cada 22 segundos, lo que supone un caudal aproximado de 800 litros a la hora (en una persona de 80 años, el caudal que ha circulado es de 560.640.000 litros ó 560.640 m3).
La circulación que parte del lado derecho asegura la oxigenación de la sangre; se llama Circulación Pulmonar o Circulación Menor.
La circulación que parte del lado izquierdo, asegura la circulación por todos los órganos y vísceras del cuerpo humano; se llama Circulación Mayor.
Para movilizar la sangre, y que realice estos recorridos, es preciso que el corazón tenga unos movimientos o latidos, estos son:
· Contracción o sístole.
· Dilatación o diástole.
El corazón actúa como una bomba aspirante-impelente, con un número de latidos por minuto de 60-80 en el adulto y un poco más rápido en el niño (80-100) y más aún en los bebés (100-120).
Los latidos cardíacos se transmiten a las paredes de las arterias produciéndose, por la presión, una distensión en su pared elástica; esta distensión se puede apreciar al palpar: es el pulso.
La sangre está contenida en el cuerpo en cantidad de unos 4,5 a 5,5 litros y está compuesta por:
· Una parte líquida: el plasma.
· Una parte sólida: las células sanguíneas.
Estas células son:
· Hematíes o glóbulos rojos. Su número es de 4 a 5 millones por milímetro cúbico de sangre. Transportan el oxígeno.
· Leucocitos o glóbulos blancos, de 6.500 a 7.000 por milímetro cúbico de sangre. Función defensiva.
· Plaquetas o trombocitos, de 200.000 a 300.000 por milímetro cúbico de sangre. Intervienen en la coagulación de la sangre.
El sistema de canalizaciones está constituido por los vasos sanguíneos:
· Arterias: Llevan sangre rica en oxígeno (O2). Se alejan del corazón.
· Venas: Llevan sangre con CO2. Regresan al corazón.
· Capilares: En ellos se realiza el intercambio entre la sangre y las células.
La sangre no siempre se encuentra concentrada en iguales cantidades en el cuerpo. Ello depende de algunas funciones que se estén realizando. Así, durante la digestión, las vísceras del aparato digestivo reciben mayor aporte sanguíneo, que al disminuir en el cerebro, provocan un ligero sopor que induce al sueño. Los músculos reciben mayor aporte sanguíneo al hacer ejercicio mediante el aumento del ritmo cardíaco.
La sangre, cuenta con otra función importante: mantener al cuerpo caliente. La temperatura corporal suele estar situada entorno a los 36,5 ó 37 grados centígrados, por lo que debemos procurar que, en los lesionados, la sangre no se "distraiga" manteniendo la temperatura de la víctima y realice su función primordial de aporte de oxígeno al encéfalo. Para ello evitaremos la pérdida o variación de la temperatura del lesionado, arropándole o protegiéndole convenientemente.
El ritmo cardíaco puede verse afectado por causas tan simples como el nerviosismo o por causas tan graves como la falta de oxigenación de las células, imprimiendo el sistema autónomo de defensa un ritmo más rápido al corazón para tratar de paliar la deficiencia. El ritmo rápido se denomina taquicardia (>100); el ritmo más lento se denomina bradicardia
El funcionamiento cardíaco es perceptible mediante la auscultación o el pulso en algunas arterias superficiales, como en la carótida y femoral (pulso central), o en las arterias radiales, humeral, pedia, etc.(pulso distal)
Si el corazón se para, no se detectará sonido en la auscultación, la circulación de la sangre se habrá detenido y no se percibirá pulso. La vida de la persona se extinguirá en breves minutos, por lo que debemos realizar la reanimación cardíaca o masaje cardíaco externo. Su tratamiento se desarrolla en la Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
Son causas que pueden producir una parada cardíaca: lesiones, enfermedades, intoxicaciones, etc.
Algunas lesiones pueden afectar directa o indirectamente la funcionalidad cardíaca:
· Fuertes traumatismos en la zona precordial.
· Aplastamiento de la caja torácica.
· La acción de la electricidad.
Entre las enfermedades, la más frecuente es el infarto de miocardio, que se produce al interrumpirse la circulación en el sistema coronario que irriga al propio músculo cardíaco.
Los tóxicos que pueden inhibir la función cardíaca de forma directa o indirecta son muy variados: barbitúricos, alcohol, nicotina, picaduras de insectos o mordeduras de animales venenosos, reacciones alérgicas por medicamentos, etc.
La parada cardíaca cursa con una serie de síntomas:
· Pérdida de conocimiento.
· Hipotonía muscular.
· Respiración jadeante que pasa en breves minutos a apnea.
· No se escuchan sonidos cardíacos ni existen pulsos periféricos.
· Palidez.
· Midriasis o pupilas dilatadas permanentemente.
La hemorragia es la salida de sangre de los vasos sanguíneos como consecuencia de la rotura de los mismos.
Las hemorragias se clasifican:
· Según su naturaleza:
· Externas.
· Internas.
· Orificios naturales.
· Según su procedencia:
· Arteriales: color rojo vivo, sale a borbotones.
· Venosas: color rojo oscuro, sale de forma continua.
· Capilares: sale en sábana.
· La gravedad de la hemorragia depende:
· Velocidad con que se pierde la sangre.
· Volumen sanguíneo perdido.
· Edad, estado psíquico, etc.
» Primeros auxilios en caso de hemorragias externas:
· Asegurar la permeabilidad de las vías aéreas.
· Valoración de respiración y circulación.
· Aconsejar y ayudar a tumbar a la víctima en prevención de lipotimia.
· Presión directa en la herida con apósitos.
· Elevación del miembro afectado.
· Si no cesa la hemorragia, compresión arterial.
· En último extremo aplicar torniquete, con indicación de la hora de aplicación.
· Prevenir el shock hemorrágico o hipovolémico.
El torniquete es una maniobra encaminada a paliar una hemorragia aguda, que no puede ser contenida por el sistema convencional, mediante la compresión de todos los vasos sanguíneos en una zona circular próxima.
Es útil en amputaciones traumáticas de las extremidades, aplastamientos prolongados o cuando han fracasado las medidas convencionales, pero implica unos riesgos: gangrena, muerte por autointoxicación.
El torniquete ha de aplicarse entre la herida y el corazón. Una vez aplicado, debe quitarse sólo en presencia de un facultativo. No debe emplearse, a ser posible, cuerda, alambre u otros objetos finos que puedan "cortar" al comprimir; lo usual es utilizar un pañuelo triangular plegado o algo similar con suficiente anchura (5 cm. aproximadamente.).
Es muy importante reflejar en un papel grande prendido a la víctima o escribiendo directamente en la piel, preferentemente en la frente (el sudor puede borrar algunas tintas), la hora y la localización del torniquete y debe procurarse mantenerlo a la vista no ocultándolo con ropa u otros objetos.
El shock hipovolémico es un estado clínico en el cual la cantidad de sangre que llega a las células es insuficiente o inadecuada para que puedan realizar su función normal.
Los síntomas son:
· Palidez, piel fría y húmeda.
· Desasosiego, sed.
· Pulso débil y rápido.
· Respiración lenta y profunda, a veces ruidosa.
· Obnubilación.
· Y, de persistir, desencadena en coma.
» Primeros auxilios ante un shock hipovolémico:
· Aflojarle las ropas u objetos que opriman su cuello, pecho o cintura.
· Posición antishock, tumbado sobre la espalda con las piernas elevadas no más de 45º.
· Evitar pérdidas de calor.
· Insistir en el control de la hemorragia.
· Traslado a un centro sanitario, vigilando las constantes vitales.
POSICIÓN ANTISHOCK
» Primeros auxilios en caso de hemorragias internas:
· Asegurar la permeabilidad de las vías aéreas.
· Valoración de respiración y circulación.
· Prevenir y tratar el shock hemorrágico (ó hipovolémico).
· Traslado urgente a un centro sanitario, en posición antishock, vigilando las constantes vitales.
· Evitar pérdida de calor en la víctima.
» Primeros auxilios en caso de hemorragias por orificios naturales:
· Otorragia: salida de sangre por el oído.
· Posición lateral de seguridad sobre el oído sangrante.
· Almohadillado bajo la cabeza.
· Traslado en posición lateral de seguridad, sobre el oído sangrante, con paciente correctamente inmovilizado.
· NO taponar
· Epíxtasis: salida de sangre por la nariz .
· Compresión manual de la fosa sangrante.
· Taponamiento anterior mediante una gasa empapada en agua oxigenada.
· Traslado para valoración facultativa.
ATENCION: Tras un fuerte traumatismo en la cabeza, puede haber signos de hemorragia por la nariz, por un oído o ambos; formarse un acúmulo de sangre o líquido transparente en las zonas alrededor de los ojos o algunos de estos signos simultáneamente. Si esto ocurre, no confundir con hemorragias aisladas. Esto es más grave: puede tratarse de una fractura de cráneo.
· Hemoptisis: salida de sangre por la boca procedente del aparato respiratorio; tos, sangre roja mezclada con esputo.
· Frío local.
· Posición decúbito supino semisentado.
· Traslado urgente, guardando muestra del esputo.
· Valorar la presencia de síntomas del shock hemorrágico.
· Hematemesis: salida de sangre por la boca procedente del aparato digestivo; vómitos mezclados con sangre digerida (similar a posos de café).
· Frío local.
· Posición lateral de seguridad o decúbito supino, con ambas rodillas flexionadas.
· Traslado, con una muestra del vómito para valoración facultativa.
· Valorar la presencia de síntomas del shock hemorrágico.
ATENCION: Puede existir un tercer tipo de hemorragia cuya salida es por la boca y es la producida por cualquier herida en la cavidad bucal o en la cavidad faríngea.
· Melenas: salida de sangre por el ano de color negruzco, maloliente, mezclada con heces. Trasladar al paciente a un centro sanitario lo antes posible y en posición semisentado y las piernas flexionadas, para evitar el retroceso de la sangre hacia el aparato digestivo.
· Hematuria: salida de sangre con la orina. Trasladar a un centro sanitario para su valoración.
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